¿Quién?

¿Quién es el que llena
tus noches de sonrisas
y me deja vacío
en el momento de amarte?

¿Quién indaga por tu mente

en los ratos de mi ausencia,
que dices sentirte vacía
y me dejas de pensar al instante?

¿Quién ha dicho que te ama
de un tiempo atrás
y decides dejar
de sentir una historia?

¿Quién fue el hombre
que te ha llenado
de suspiros cada noche
y te alienta con besos?

¿Quién ha ocupado
mi espacio que dejé
con petición de espera
y fue él tu compañía?

¿Quién lleno tu cielo
con luces de estrellas,
cuando yo lo nublé
y oculté las estelas?

Deja sin nombre
mi sufrimiento,
que es más dolorosa
mi pena por perderte.

No lo menciones
en esta despedida
que solo quiero robarme
tu última mirada.

Dios y Ciencia

En algún tiempo
de esta vida,
en algún lugar
hubo una concepción.

¿Qué ser perfeceto
quizo dar la formación
entre lo inexistente
del infinito?

El cristiano responderá,
Dios hizo la invención;
pero la ciencia dirá
que nació de la nada.

La ignorancia trató,
un tiempo atrás,
llegar hasta el finito del cielo
pero Dios no lo permitió.

Ante tal acto de la humanidad,
Dios hizo hablar distintas lenguas
para que se confundieran
y lograran lo que se propusieran.

El creyente lo testifica
con base biblíco,
mas el científico duda
y propone un origen desconocido.

En algún lugar del espacio,
Dios logró el génesis perfecto
dando principio a constelaciones
y la formación de lo infinito.

La ciencia subvirtió al humano,
dio origen a las teorías y leyes
considerando al big bang
como la noción del universo.

Hubo un hombre descendiente
de la burguesía de su era,
quien dejó su pertenencia terrenal
y siguió en sanitdad la voluntad de Dios.

En un lejano siglo de nuestra época,
existió alguien, quien cuestionó su origen
sin dar tregua celestial, tras sus estudios
nombró evolucionismo su respuesta.

El tiempo no detiene su marcha,
las personas van y vienen sin parar.
Dios será el creador de toda existencia
y la ciencia dará a gritos sus opiniones.