El cigarro se consume
y el humo muere,
lento se entrega al vacío.
Como alma errante se disipa.
El recuerdo se asoma,
indaga tímidamente
por mi oscura mente.
dejando en su camino un aroma.
El grito se cansó,
el llanto se secó.
Mi espíritu vulnerable
tu orgullo lo enterró.
Observo cómo la tarde muere
la forma en que el sol cede
y sin oponerse, anuncia el adiós;
es otro día que se acaba en dolor.
"Quiero contarte, lector, la vida de un peregrino de experiencia, de buen tino, de carácter y de honor; el cual supo del dolor en el correr de los años; de perfidias y de engaños y mentidas alabanzas; vio morir sus esperanzas y cosechó desengaños..." Humberto Porta Mencos
jueves, 16 de junio de 2016
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