Usted hubiera sido
ese amor enfermizo,
ese que daña, que mata
y contamina las entrañas.
Usted puedo ser,
la dueña de este infierno;
el ángel de este cielo.
El problema y la solución.
¡Qué destino tan caprichoso!
pues te puso a merced en otra vida.
Hoy, usted, es el sol de otro cielo;
la luna de otras noches.
Y pensar que tenía todo listo
para que algún día viniera a mí,
mas el corazón terco pide libertad
y mi amor es de esos que aman
con las alas abiertas al cielo.