Si pudiera hablar
con mi yo,
aquel joven soñador;
aquel joven fantasioso.
Sin duda, diría:
Jamás te callés;
decile cuánto querés
a tu compañera,
aquella del séptimo grado.
Que morís cada tarde,
cuando su aroma
vilmente te seducen
y saben que nunca será.
El mundo es para los vivos;
no para a aquellos,
cuya existencia es reprimida
y jamás se atreven a algo.
Que nadie es de nadie;
donde una promesa no ata,
que aferrarse a lo efímero,
llegan noches eternas.
Si pudiera ver,
a mi yo de 14 años,
quien perdió a su bisabuela.
sin duda, lo abrazaría.