La noche está helada;
los vientos fríos y tristes,
acarician la melancolía
que acosa mi alma.
Las puertas se
cierran,
mas tú sos quien tiene llaves
y no dejas escapar de ti
ni un suspiro angustiado.
¿Por qué yo sí lo
hago?
¡Porqué sólo me observas!
No hablás más, no recriminás.
Vos te vas, y en silencio.
Te vas con los
recuerdos,
te vas con lo que te di.
Te vas con tanto de mí
que me dejás sin ser yo.
La noche es tu
cómplice;
te inspira para callar,
para que sea tu silencio
que desgarre mi alma.