sábado, 8 de agosto de 2015

Una llamada

Aún sigo aquí,
esperando como siempre
algo que jamás pasará;
que nunca volverá.

Cada día reviso mi celular
y en ocasiones me siento;
lo observo detenidamente,
en silencio y sin parpadear.

¿Qué es lo que espero?
Preguntan mis amigos;
cuestiona mi familia.
Una llamada, respondo sin verlos.

Esa llamada que nunca
hará sonar mi celular,
la espero cada sábado
cuando el reloj marca las 17.

Espero volver a oír una voz
que ya no dirá mi nombre,
ver una sonrisa que grabé
y que el mundo apagó.

Es esa llamada que me inquieta,
que a veces me hace soñar
dormido o despierto,
pero anhelo oír el timbre del celular.

Y antes que el sol despida
un día más sin esa llamada,
miro al cielo con esperanza
que algún día le volveré a oír.

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