Sé que te enamoraste
y no fue de mí;
sé que conociste a alguien
y ese alguien te despertó.
Supe tantas cosas de ti,
la razón de tus silencios;
la frialdad de tus abrazos;
el desinterés de tus palabras.
Supe muchas cosas que sentías,
de tu desenfrenado sentimiento;
de tu pasión por lo prohibido;
de tu gusto por sentirte protegida.
También sabía de tus miedos,
de tus fobias por los truenos;
de pasar noches en desvelo
y no sentirte acompañada.
Sabía de tu emoción por alguien,
de tu placer por compartir
miradas, sonrisas, palabras.
Sabía que muy pronto te irías.
Luché contra mí, mis principios.
Batallé contra tu indiferencia
Por un instante sentí una fe;
era la esperanza de tu regreso.
No entendí lo que me pedías.
Que deseabas tu libertad;
implorabas por tus alas para volar.
Supe que jamás vendrías a mí.
"Quiero contarte, lector, la vida de un peregrino de experiencia, de buen tino, de carácter y de honor; el cual supo del dolor en el correr de los años; de perfidias y de engaños y mentidas alabanzas; vio morir sus esperanzas y cosechó desengaños..." Humberto Porta Mencos
martes, 24 de noviembre de 2015
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