Yo supe cuando despedirme;
tal vez no fue el momento justo,
o posiblemente sí lo fue.
Me alejé en el instante perfecto.
¡Cuánto logré amarte!
Superé los límites de la lógica;
dejé atrás mis miedos por mi sentir;
me abandoné para no abandonarte.
Amé amarte, amé como te amé.
Amé la forma en que me hiciste amar.
Fue uno de esos sentimientos puros,
cuando primero es el bienestar ajeno.
Tu amor suele ser una droga;
un infierno y a la vez es cielo.
tú sos de aquellas personas
que cicatrizan el alma.
Y si sigo amándote, o es un sentir confuso
sé que jamás quisiera volver, aunque moriría;
pero te conocí tanto, al extremo de saber
que nunca te gusta volver de donde te fuiste
"Quiero contarte, lector, la vida de un peregrino de experiencia, de buen tino, de carácter y de honor; el cual supo del dolor en el correr de los años; de perfidias y de engaños y mentidas alabanzas; vio morir sus esperanzas y cosechó desengaños..." Humberto Porta Mencos
sábado, 19 de marzo de 2016
lunes, 14 de marzo de 2016
Sin hola, sin adiós
Llegaste como una lluvia en verano;
cuando nadie la espera, y sorprende.
Como esa lluvia que refresca la tierra,
esa lluvia que calma la sed de las flores.
Mi vida era como esas plantas;
secas, con sed y sin esperanzas.
Era un ciclo sin lluvia, sin abundancia
hasta que te vi pasear frente a mí.
Viniste a mi vida como esa lluvia;
justo en los días que mi vida era tranquila.
Cuando era días sin pena, días sin gloria.
Donde vivir y no vivir eran casi similares.
Sin un 'hola', sin algún saludo
paseaste despacio por mi mundo;
y en el castillo del mutismo
despertaste la bulla, el relajo en mí.
Y una mañana, como las tantas de verano;
te fuiste, te marchaste tal como viniste.
Sin decir 'adiós. Sin despedirte.
Fuiste esa lluvia de paso en el mes de marzo.
cuando nadie la espera, y sorprende.
Como esa lluvia que refresca la tierra,
esa lluvia que calma la sed de las flores.
Mi vida era como esas plantas;
secas, con sed y sin esperanzas.
Era un ciclo sin lluvia, sin abundancia
hasta que te vi pasear frente a mí.
Viniste a mi vida como esa lluvia;
justo en los días que mi vida era tranquila.
Cuando era días sin pena, días sin gloria.
Donde vivir y no vivir eran casi similares.
Sin un 'hola', sin algún saludo
paseaste despacio por mi mundo;
y en el castillo del mutismo
despertaste la bulla, el relajo en mí.
Y una mañana, como las tantas de verano;
te fuiste, te marchaste tal como viniste.
Sin decir 'adiós. Sin despedirte.
Fuiste esa lluvia de paso en el mes de marzo.
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