Una
noche fría, más fría que las anteriores; más airosas que los últimos meses. Era
una noche, donde la oscuridad cubría completamente a los aldeanos. La luna
había decidido ocultarse entre las nubes y junto a ella estaban las estrellas;
mismas que prefirieron esconderse en la infinidad del universo.
Caminaba
Joaquín, con los pies arrastrando y cabizbajo; solo observaba al suelo,
perdido, indagando en un sinfín de pensamientos. ¿Cómo lo sé? Sus ojos lo
delataban cuando quiso saludar, una sonrisa fingida acompañó una mirada sin
ánimos.
Joaquín
recorría un atajo que apuntaba a las arenas del Río El Olvido. Sentado en las
raíces de una ceiba, lanzaba rocas a las aguas. Y guardaba junto a él un
espacio, cuya parte perteneció la humanidad de su amada, de aquélla mujer que
tanto amó en esta vida y que bajo las hojas de esa misma ceiba le juró amor más
allá de esta vida, más allá del límite del espacio.
El
viento cubría los espacios de aquella rivera que bañaba las orillas de la aldea
Eternidad. Joaquín queda vencido tras el largo día que pasó, otro largo día
como el de tantos que ha pasado desde la tragedia. La noche se puso más helada,
y el frío empezó a sentir el cuerpo de Joaquín, temblando en la triste soledad,
se junto más a las raíces del árbol y protegió sus manos en las bolsas de su
pantalón.
Una
brisa tibia sopló en un momento, y acarició el semblante de Joaquín. Una
sonrisa, de esas que se habían borrado de su rostro reapareció. Un gesto de alegría provocó que sus manos
salieran de las cálidas bolsas de su pantalón y froto sus brazos, ¡cómo quien
siente un abrazo!
La
luna salió a alumbrar la media noche, valientemente, su luz era más radiante
que lo recordado. Las nubes que opacaban el cielo se fueron diluyendo en
instantes. Y las estrellas, con luz intensa, adornaban el cielo obscuro de
aquella desvelada.
A la
mañana siguiente, Joaquín, demostraba una viveza en sus miradas. La sonrisa
volvió a estar presente en su jovial aspecto. Se rumora, que un alma muy
especial vino desde muy lejos a enseñarle que su amada vive en cada estrella;
en toda sonrisa que él regalara a las personas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario