Es el botón de la vida,
la etapa sin cansancio
vivido en el día a día.
Muchos y muchas anhelamos
aquellas horas lentas,
cuyas horas eran eternidad
para crecer, para ser adultos.
Es la infancia un cofre
que guarda un tesoro
llamado juventud.
Y vale más que el oro.
¿Cuántos niños viven feliz?
¿Cuántas niñas sueñan a diario?
Y los adultos perversos
les hacen vivir un calvario.
¡Cuántos niños y niñas!
sonríen al ver el alba
que bendice Guatemala,
¿Cuántos niños y niñas
lloran por un nuevo día?
Dios se hace presente
en la sonrisa de un niño,
quien se dedica a trabajar
porque no tiene papá.
Dios abre las ventanas del cielo
en las miradas de aquellas niñas,
quienes cuidan a los menores
porque su madre tiempo no tiene.
Un aplauso a ésos infantes,
a ésos que antes de ir a jugar
se dedican a un trabajo honesto.
A ellos que no son malos ejemplos.
"Quiero contarte, lector, la vida de un peregrino de experiencia, de buen tino, de carácter y de honor; el cual supo del dolor en el correr de los años; de perfidias y de engaños y mentidas alabanzas; vio morir sus esperanzas y cosechó desengaños..." Humberto Porta Mencos
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