Eramos tan diferentes,
que dichas diferencias
nos hacían sentirnos completos.
Veíamos entre sí,
esa parte de nuestra alma
que se había quedado dormida
y jamás despertaría.
Eramos tan diferentes
que mi risa escandalosa
se llenaba con su risa discreta.
Tan distintos, que mis ojos claros
se opacaban en sus ojos oscuros.
Eran tan distintas sus manos con las mías,
pero enlazadas quedaban exactamente.
Eramos tan desiguales,
como piezas claves
de un rompecabeza[...]
"Quiero contarte, lector, la vida de un peregrino de experiencia, de buen tino, de carácter y de honor; el cual supo del dolor en el correr de los años; de perfidias y de engaños y mentidas alabanzas; vio morir sus esperanzas y cosechó desengaños..." Humberto Porta Mencos
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